Los antioxidantes son sustancias naturales o fabricadas por el hombre que pueden prevenir o retrasar algunos tipos de daños a las células. Los antioxidantes se encuentran en muchos alimentos, incluyendo frutas y verduras. También se encuentran disponibles como suplementos alimenticios.
Las fuentes de antioxidantes pueden ser naturales o artificiales. Se cree que ciertos alimentos de origen vegetal son ricos en antioxidantes. Los antioxidantes de origen vegetal son un tipo de fitonutriente, o nutriente de origen vegetal.
El cuerpo también produce algunos antioxidantes, conocidos como antioxidantes endógenos, mientras que a los antioxidantes que provienen del exterior del cuerpo se les denominan exógenos.
Por su parte, los radicales libres son sustancias de desecho producidas por las células a medida que el cuerpo procesa los alimentos y reacciona al medio ambiente. Si el cuerpo no puede procesar y eliminar los radicales libres de manera eficiente, puede producir estrés oxidativo. Esto puede dañar las células y la función corporal.
El estrés oxidativo se ha relacionado con enfermedades cardíacas, cáncer, artritis, derrame cerebral, enfermedades respiratorias, inmunodeficiencia, enfisema, enfermedad de Parkinson y otras afecciones inflamatorias o isquémicas.
Los antioxidantes ayudan a neutralizar los radicales libres en nuestro cuerpo, esto mejora la salud en general. Además de cuidar de la salud de nuestras células y prevenirnos de algunas enfermedades, hay otros beneficios que aportan estas moléculas a nuestra salud:
- Ayudan a prevenir el sobrepeso
- Tienen alto poder anti inflamatorio
- Ayudan en la recuperación tras el ejercicio y previenen las lesiones
- Mejoran la calidad de vida
- Refuerzan el sistema inmunológico
- Previenen enfermedades cardíacas
- Ayudan a combatir el envejecimiento
Así que ya lo sabes, puedes incluir en tu dieta alimentos ricos en antioxidantes, tales como los alimentos con vitamina C como los cítricos, pimientos, brócoli o los que contienen vitamina E, como las semillas, frutos secos y aceites vegetales. De igual forma los flavonoides que podemos encontrar en los frutos rojos, la cebolla, el te negro o el vino tinto.